Pasaron los días, y Allen poco a poco se fue haciendo de algunos amigos. No muchos, sólo un par de muchachos de su salón, pero era lo suficiente para que se sintiera más agusto y seguro en su nueva escuela.
Era muy diferente ser el "nerd" del salón, a quien todo lo que sus maestros le preguntaran en clase podía responder, y no faltaba con ninguna tarea, si de vez en cuando lo veían sus compañeros platicar con alguno de sus amigos durante la clase, perdiendo un poco la atención, riéndo en volumen bajo para evitar un regaño del profesor en turno.
Los recreos y las clases de deportes también mejoraban muchísimo con un par de amigos con los cuales disfrutarlos y juguetear un poco... Claro, nada que ver con la bola de amiguetes de Mitchel, que siempre lo coreaban y animaban.
Así es... A pesar de dedicarse a las clases, y pasar ahora también tiempo con sus amigos, el pobre Allen seguía sin poder quitárle la vista de encima al idiota de Mitchel, y lo peor de todo, sin comprender en lo más mínimo que es lo que tanto le llamaba la atención de alguien tan desinteresado e irresponsable.
Lo peor llegaba durante las clases de deportes; durante el recreo, al menos se distanciaban, pues Mitchel siempre iba a jugar soccer o basquetbol con sus amigos en las canchas de la escuela, mientras que Allen se iba hacia las jardineras a jugar con figuritas de plástico o a cazar inséctos (si, yo sé, eso lo hace ver aún más nerd, ¿cierto?). Pero en deportes, tenía que estar en las canchas, junto con ese remedo de estudiante.
Y era en esas clases en las que menos podía despegarle la vista. Verlo reir y jugar bajo el sol, percatarse del brillo y caida de su negro cabello al correr y saltar, contemplarlo corriendo, el respirar en su pecho... Era lo peor que le podía pasar a Allen, pues quedaba prendado de tales imágenes, y no podía hacer nada dirigir su mirada a cualquier otra cosa por más de 5 minutos.
"Pero si es tan... ¡Abominable!" -pensaba Allen- "Me cae tan mal, es tan payaso... ¡¿Qué tanto le veo?!".
Y así, día con día, crecía la necesidad de observar en la distancia a Mitchel, y por lo tanto, el número de miradas dirigidas a él aumentaba proporcionalmente.
La cuestión era, ¿Mitchel lo habría notado?
¿Cuántas cosas no pasan por nuestras vidas, día a día? ¿Cuántas de esas, no pasan por nuestras mentes? Un blog dedicado a todas esas cosas, personas, situaciones y pensamientos que pasan a diario por mi pensamiento.
jueves, mayo 03, 2012
Desempolvando
¡Una disculpa a quienes lean este blog!
Estas últimas semanas (más bien, los últimos 2 meses) han sido un poco pesadas, entre cuestiones personales y de la escuela, tanto así que he tenido algo abandonado este espacio.
Pero bueno, el día de hoy continuo escribiendo en él. Hace un par de días me paso algo... Especial... Que me ha renovado los ánimos por escribir, jajaja.
En fin, sólo quería disculparme con mis lectores, y ahora sí, doy paso a la primera entrada de mi regreso a la blogósfera: Continuándo con la historia que dio pie a la creación de este blog, al igual que originó su nombre, "Érase una vez... Un chico y otro chico...".
Los dejo, ¡hasta luego! Que estén bien, y nos seguímos leyendo.
Estas últimas semanas (más bien, los últimos 2 meses) han sido un poco pesadas, entre cuestiones personales y de la escuela, tanto así que he tenido algo abandonado este espacio.
Pero bueno, el día de hoy continuo escribiendo en él. Hace un par de días me paso algo... Especial... Que me ha renovado los ánimos por escribir, jajaja.
En fin, sólo quería disculparme con mis lectores, y ahora sí, doy paso a la primera entrada de mi regreso a la blogósfera: Continuándo con la historia que dio pie a la creación de este blog, al igual que originó su nombre, "Érase una vez... Un chico y otro chico...".
Los dejo, ¡hasta luego! Que estén bien, y nos seguímos leyendo.
miércoles, abril 04, 2012
Tensión en casa
Añoro aquellos viejos días en que la relación entre mi papá y yo era excelente.
Ciertamente, siempre ha sido una persona difícil de tratar, por su caracter impaciente y su personalidad controladora. Sin embargo, hubo un maravilloso periodo de tiempo, más o menos desde el quinto grado de primaria hasta el primer año de la preparatioria, en el que llevamos una relación estrecha y llena de confianza.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las cosas fueron cambiando. No niego que en parte del detrimento de esta relación haya participado yo, pero siento que la mayor parte ha sido por él.
No sé si sea la edad, las tensiones del trabajo, su falta de relaciones interpersonales profundas más allá de la familia... Pero cada vez, desde entonces, es más intolerante, más irritable, más necio; al punto en que, de preferencia, prefiero ya mantener distancias con él, y procurar el contacto mínimo posible.
Yo sé que eso no es bueno, y de hecho, a mi mismo me da tristeza... Pero, realmente ¡no encuentro otra solución! He intentado hablar con él ya muchas veces, pero, realmente, no entiende de razones, y cualquier cosa que lo contradiga se hace completamente la víctima de la situación. En resumen, es imposible intentar hablar con él, salvo muy raras ocasiones en que se logra algún mínimo avance... Pero son sólo cambios o acuerdos efímeros, que al poco tiempo perecen y volvemos a lo mismo, si no es que peor.
Procuro ser un buen hijo. Me esfuerzo lo máximo en la escuela, procuro cumplir siempre con los horarios de llegada y salida, no digo malas palabras, no fumo, no tomo, no tengo "malas amistades" (como los padres suelen decir), siempre pido permisos para cualquier plan o salida que surja, procuro mantener el respeto, aún cuando me enojo con él y me exaspera...
Pero no, nada de esto es suficiente para él... ¿La razón? No hago las cosas al 100% tal cual quiere que las haga.
Ustedes dirán, "pues mayor problema, ¡haz todo así!". Pero ustedes no conocen a mi padre. Cuando digo que quiere que haga las cosas al 100% a su manera, es un 100% literal: Que haga lo que él quiera, cuando él quiera, con quien él quiera, en el lugar que él quiera, en la manera que él quiera... ¿Me entienden? Creo que ni un autómata de alta tecnología, que además contara con la capacidad de leer la mente, ¡podría tenerlo satisfecho!
Ahhh... Pero, ya qué, ese es mi padre, y, sea como sea, y aunque a veces me hace perder la cabeza totalmente, lo quiero, y mucho.
Ya llegará el día en que pueda salir por fin de la casa, y espero que la distancia y evitar el contínuo roce cotidiano, permitan que nuestra relación padre-hijo se recomponga un poco... Hasta entonces, ni modo, a aguantar.
Ciertamente, siempre ha sido una persona difícil de tratar, por su caracter impaciente y su personalidad controladora. Sin embargo, hubo un maravilloso periodo de tiempo, más o menos desde el quinto grado de primaria hasta el primer año de la preparatioria, en el que llevamos una relación estrecha y llena de confianza.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las cosas fueron cambiando. No niego que en parte del detrimento de esta relación haya participado yo, pero siento que la mayor parte ha sido por él.
No sé si sea la edad, las tensiones del trabajo, su falta de relaciones interpersonales profundas más allá de la familia... Pero cada vez, desde entonces, es más intolerante, más irritable, más necio; al punto en que, de preferencia, prefiero ya mantener distancias con él, y procurar el contacto mínimo posible.
Yo sé que eso no es bueno, y de hecho, a mi mismo me da tristeza... Pero, realmente ¡no encuentro otra solución! He intentado hablar con él ya muchas veces, pero, realmente, no entiende de razones, y cualquier cosa que lo contradiga se hace completamente la víctima de la situación. En resumen, es imposible intentar hablar con él, salvo muy raras ocasiones en que se logra algún mínimo avance... Pero son sólo cambios o acuerdos efímeros, que al poco tiempo perecen y volvemos a lo mismo, si no es que peor.
Procuro ser un buen hijo. Me esfuerzo lo máximo en la escuela, procuro cumplir siempre con los horarios de llegada y salida, no digo malas palabras, no fumo, no tomo, no tengo "malas amistades" (como los padres suelen decir), siempre pido permisos para cualquier plan o salida que surja, procuro mantener el respeto, aún cuando me enojo con él y me exaspera...
Pero no, nada de esto es suficiente para él... ¿La razón? No hago las cosas al 100% tal cual quiere que las haga.
Ustedes dirán, "pues mayor problema, ¡haz todo así!". Pero ustedes no conocen a mi padre. Cuando digo que quiere que haga las cosas al 100% a su manera, es un 100% literal: Que haga lo que él quiera, cuando él quiera, con quien él quiera, en el lugar que él quiera, en la manera que él quiera... ¿Me entienden? Creo que ni un autómata de alta tecnología, que además contara con la capacidad de leer la mente, ¡podría tenerlo satisfecho!
Ahhh... Pero, ya qué, ese es mi padre, y, sea como sea, y aunque a veces me hace perder la cabeza totalmente, lo quiero, y mucho.
Ya llegará el día en que pueda salir por fin de la casa, y espero que la distancia y evitar el contínuo roce cotidiano, permitan que nuestra relación padre-hijo se recomponga un poco... Hasta entonces, ni modo, a aguantar.
jueves, marzo 22, 2012
RLST: "Fairytale", Alexander Rybak
RLST: "Real life soundtrack"... De esas canciones que escuchan, y podrían decir que describen tal cual o van a corde con su vida perfectamente, ¿nunca les ha pasado?
Bueno, les presento "Fairytale" de Alexander Rybak, a quién acabo de descubrir, y puedo decirles que me enamore perdidamente de él: Que manera de tocar el violín, que voz, y ¡que cara más linda la de este niño! (ese par de cejas tan bonitas le ayudan mucho ^/////^).
Bueno, les presento "Fairytale" de Alexander Rybak, a quién acabo de descubrir, y puedo decirles que me enamore perdidamente de él: Que manera de tocar el violín, que voz, y ¡que cara más linda la de este niño! (ese par de cejas tan bonitas le ayudan mucho ^/////^).
Years ago, when I was younger
I kinda liked a girl I knew.
She was mine, and we were sweethearts...
That was then, but then it's true.
I'm in love with a fairytale, even though it hurts...
'Cause I don't care if I lose my mind, I'm already cursed.
Every day we started fighting,
Every night we fell in love.
No one else could make me sadder,
But no one else could lift me high above...
I don't know what I was doing
When suddenly we fell apart...
Nowadays I cannot find her,
But when I do we'll get a brand new start...
I'm in love with a fairytale, even though it hurts...
'Cause I don't care if I lose my mind, I'm already cursed.
She's a fairytale, yeah! Even though it hurts...
'Cause I don't care if I lose my mind, I'm already cursed.
I kinda liked a girl I knew.
She was mine, and we were sweethearts...
That was then, but then it's true.
I'm in love with a fairytale, even though it hurts...
'Cause I don't care if I lose my mind, I'm already cursed.
Every day we started fighting,
Every night we fell in love.
No one else could make me sadder,
But no one else could lift me high above...
I don't know what I was doing
When suddenly we fell apart...
Nowadays I cannot find her,
But when I do we'll get a brand new start...
I'm in love with a fairytale, even though it hurts...
'Cause I don't care if I lose my mind, I'm already cursed.
She's a fairytale, yeah! Even though it hurts...
'Cause I don't care if I lose my mind, I'm already cursed.
martes, marzo 06, 2012
Lo que me gusta de un hombre.
Últimamente he estado un poco corto de tiempo. Han sido semanas difíciles en la facultad, y no he tenido tiempo de actualizar el blog por ello.
Así que, para no dejarlo en el abandono, les dejo este pequeño entremés, una entrada con pocas palabras (más no por ello poco significado), y varias imágenes; sin embargo, el miércoles tendré un breve respiro, así que esperen entonces una nueva publicación en forma.
Sin más, los dejo con la entrada... Después del salto, pues es un poco NSFW. ¡Adelante!
Así que, para no dejarlo en el abandono, les dejo este pequeño entremés, una entrada con pocas palabras (más no por ello poco significado), y varias imágenes; sin embargo, el miércoles tendré un breve respiro, así que esperen entonces una nueva publicación en forma.
Sin más, los dejo con la entrada... Después del salto, pues es un poco NSFW. ¡Adelante!
domingo, febrero 26, 2012
Érase una vez...
Érase una vez, un chico y otro chico... Llamémosles Allen y Mitchel.
Ambos recién entraban a la escuela secundaria. Coincidieron en el mismo grupo, pero, al principio, sólo en eso coincidían. Por lo demás, eran totalmente diferentes.
Mientras Mitchel ya conocía a la mayoría de los compañeros, pues habían cursado juntos la primaria en la misma institución, Allen era completamente nuevo, tanto los compañeros como el lugar eran totalmente desconocidos para él, y por lo tanto, parte de esta nueva aventura que iniciaba.
Mitchel era, además, el típico muchacho popular, alegre y vivaracho, lleno de enrgía y una alta capacidad de socializar, que le simpatizaba a prácticamente todo el mundo. Con una vida social tan agitada, y en plena adolescencia, obviamente los estudios y las tareas quedaban en un segundo plano.
En cambio, Allen era más reservado y tímido, y nunca había sido muy bueno para adaptarse a los cambios sociales ni conocer nuevas personas; no me malentiendan, no es que fuera un amargado, simplemente le tomaba más tiempo hacer amigos. Además, siempre había sido muy aplicado en sus estudios, tal vez resultado de la manera estricta en que lo criaron sus padres, en conjunto con su reservada vida social.
¿De qué manera podríamos decirlo, de manera más breve? Probablemente podamos decir que mientras Mitchel era el más popular de su grupo, Allen era el más "nerd". Dos mundos, completamente distintos, antagónicos hasta cierto punto, conviviendo por casualidad en un pequeño salón de clases.
No le tomó mucho tiempo a Allen percatarse de la existencia de Mitchel. Un día, en el salón de clases, simplemente volteó y lo vio pasar... Y eso fue suficiente. Allen no entendía porqué, pero había algo en Mitchel que lo hacía siempre buscarlo con la mirada, aunque fuera sólo un fugaz vistazo.
Y esto se volvió aún más extraño tras un par de días de observarlo, pues se dió cuenta de una cosa: Además de no poder dejar de verlo, le caía compeltamente mal. Siempre holgazaneando, siempre haciéndose el gracioso, con una bola de amigos siempre a su alrededor, animándolo y coreando sus bromitas, y dando por sentado que le era sumamente simpático a todo el mundo, mientras que durante las clases, no prestaba la más mínima atención ni interés, y si no sabía algo cuando se le preguntaba, en vez de sentirse avergonzado de ello, hacía un chiste de la situación, ¡tan desvergonzado!
Definitivamente, no lo toleraba, le causaba repudio y aversión total. Entonces, ¿por qué no podía dejar de verlo?
Ambos recién entraban a la escuela secundaria. Coincidieron en el mismo grupo, pero, al principio, sólo en eso coincidían. Por lo demás, eran totalmente diferentes.
Mientras Mitchel ya conocía a la mayoría de los compañeros, pues habían cursado juntos la primaria en la misma institución, Allen era completamente nuevo, tanto los compañeros como el lugar eran totalmente desconocidos para él, y por lo tanto, parte de esta nueva aventura que iniciaba.
Mitchel era, además, el típico muchacho popular, alegre y vivaracho, lleno de enrgía y una alta capacidad de socializar, que le simpatizaba a prácticamente todo el mundo. Con una vida social tan agitada, y en plena adolescencia, obviamente los estudios y las tareas quedaban en un segundo plano.
En cambio, Allen era más reservado y tímido, y nunca había sido muy bueno para adaptarse a los cambios sociales ni conocer nuevas personas; no me malentiendan, no es que fuera un amargado, simplemente le tomaba más tiempo hacer amigos. Además, siempre había sido muy aplicado en sus estudios, tal vez resultado de la manera estricta en que lo criaron sus padres, en conjunto con su reservada vida social.
¿De qué manera podríamos decirlo, de manera más breve? Probablemente podamos decir que mientras Mitchel era el más popular de su grupo, Allen era el más "nerd". Dos mundos, completamente distintos, antagónicos hasta cierto punto, conviviendo por casualidad en un pequeño salón de clases.
No le tomó mucho tiempo a Allen percatarse de la existencia de Mitchel. Un día, en el salón de clases, simplemente volteó y lo vio pasar... Y eso fue suficiente. Allen no entendía porqué, pero había algo en Mitchel que lo hacía siempre buscarlo con la mirada, aunque fuera sólo un fugaz vistazo.
Y esto se volvió aún más extraño tras un par de días de observarlo, pues se dió cuenta de una cosa: Además de no poder dejar de verlo, le caía compeltamente mal. Siempre holgazaneando, siempre haciéndose el gracioso, con una bola de amigos siempre a su alrededor, animándolo y coreando sus bromitas, y dando por sentado que le era sumamente simpático a todo el mundo, mientras que durante las clases, no prestaba la más mínima atención ni interés, y si no sabía algo cuando se le preguntaba, en vez de sentirse avergonzado de ello, hacía un chiste de la situación, ¡tan desvergonzado!
Definitivamente, no lo toleraba, le causaba repudio y aversión total. Entonces, ¿por qué no podía dejar de verlo?
Dando el primer paso
¿Nunca les ha pasado que, pasa algo, y ese algo se queda en su mente un rato, dando vueltas y desarrollando una serie compleja de ideas que conforman un todo, como una bola de nieve rodando cuesta abajo?
Bueno, a mi me pasa con frecuencia, y mucha, he decir. Me ocurre algo, y sin importar si es algo pequeño, sin mucha importancia, o algo realmente serio y destacable, desata toda una cascada de pensamientos que llegan y se agolpan en mi, dándo origen a verdaderos discursos mentales que de la nada aparecen, y no terminan hasta que mi mente decide dejarlo ir.
Es por eso que he decidido crear este blog, a manera de un sifón para todas estas ideas que se originan de manera imprevista e impulsiva. Y no es que me las dé de gran autor o pensador, sino que simplemente me gustaría poder compartir mis ideas con más personas, y el medio escrito a mi parecer es el mejor para lograr tal cometido. Después de todo, para eso son los blogs, ¿no?
Así que, no habrá un tema en particular sobre el cual se centre este blog. Así como un día puedo hablar de sentimientos, otro hablaré de política, y en alguna otra ocasión hablaré, yo que sé, de Ben 10 y Pókemon, o algo así. Algunos temas serán aptos para todo público, mientras que otros serán temás de alta sensibilidad, y algunos francamente no aptos para menores. No me culpen, ¡es mi mente la que me controla! Jajaja.
Por último, quisiera aclarar un punto más. El título de este blog, "Érase una vez...", se debe a dos razones:
Alex, fuera.
Bueno, a mi me pasa con frecuencia, y mucha, he decir. Me ocurre algo, y sin importar si es algo pequeño, sin mucha importancia, o algo realmente serio y destacable, desata toda una cascada de pensamientos que llegan y se agolpan en mi, dándo origen a verdaderos discursos mentales que de la nada aparecen, y no terminan hasta que mi mente decide dejarlo ir.
Es por eso que he decidido crear este blog, a manera de un sifón para todas estas ideas que se originan de manera imprevista e impulsiva. Y no es que me las dé de gran autor o pensador, sino que simplemente me gustaría poder compartir mis ideas con más personas, y el medio escrito a mi parecer es el mejor para lograr tal cometido. Después de todo, para eso son los blogs, ¿no?
Así que, no habrá un tema en particular sobre el cual se centre este blog. Así como un día puedo hablar de sentimientos, otro hablaré de política, y en alguna otra ocasión hablaré, yo que sé, de Ben 10 y Pókemon, o algo así. Algunos temas serán aptos para todo público, mientras que otros serán temás de alta sensibilidad, y algunos francamente no aptos para menores. No me culpen, ¡es mi mente la que me controla! Jajaja.
Por último, quisiera aclarar un punto más. El título de este blog, "Érase una vez...", se debe a dos razones:
- La más obvia, soy gay, así que desde que un principio queda claro que de vez en cuando sacaré temas e imagenes de esta temática.
- El evento detonante de la idea de abrir un blog, precisamente es la historia entre un chico, y otro chico; pero no, no es la historia que podrían estarse imaginando desde un principio, sino algo mucho más complejo (vamos, ¿qué relación humana es sencilla?)... Eventualmente se las contaré, en partes, en lo que decido la manera y el orden más adecuados para ello.
Alex, fuera.
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